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Una buena medida de protección sanitaria es que toda mascota tenga un control veterinario, al menos una vez al año.
Los gatos a diferencia de los perros son animales que requieren espacios abiertos, y en general circulan por un territorio concreto (p.e. jardín, interior de la vivienda,...). En este sentido, hay que tener en cuenta que los gatos que deambulan sin control sanitario por el municipio son, más que un beneficio (como control anti-roedores), un importante riesgo sanitario para la población.
Estos animales pueden, en un moment dado, entrar en contacto con las personas de forma directa o indirecta (p.e. gatos que se alimentan en la calle, parques o jardines).
Recomendaciones para la Atención de los Gatos
Alimentación:
Conviene alimentarlos dos o tres veces al día, y si hay un problema de nutrición hay que consultar a un veterinario, ya que pueden estar enfermos.
Limpieza:
En general los gatos son animales bastante limpios, ellos mismos se asearán. No necesitan que los bañen, a no ser que presenten algún problema dermatológico. Los de pelo largo conviene cepillarlos a diario para evitar la formación de nudos, y evitar que ingieran pelo muerto al lamerse. Conviene administrarles algún aceite esencial de pescado con la comida para prevenir las bolas de pelo. Los de pelo corto, será suficiente con acariciarlos de vez en cuando con un guante quitapelos 2 ó tres veces por semana.
Temperatura y ambiente:
No se debe dejar atado ni encerrado a un gato. Se le ha de permitir que acceda a diferentes ambientes agradables de temperatura y humedad, con sombra y agua fresca siempre disponibles.
Juegos y entretenimientos:
Los gatos son mascotas muy receptivas en cuanto a la atención y estima por parte de los humanos y requieren, por tanto, de buenos tratos para mantener su equilibrio físico y emocional.
Ambiente:
Esta mascota debe tener un lugar propio en la casa, con la libertad necesaria para deambular.
Identificación:
A parte del microchip, es conveniente que lleven, siempre que tengan acceso al exterior, un collar de material elástico (para que puedan sacar la cabeza en caso que se enganchen en alguna rama) y con algún dispositivo que los identifique (p.e. placa metálica con nombre y teléfono). Pensad que no a todo el mundo le gustan los gatos, y si va bien identificado será más difícil que alguien pueda hacerle daño.
Zonas rurales:
Hay que tener en cuenta que los gatos que habitan en zonas rurales pueden tener acceso a ingerir pájaros y roedores, por lo que no es recomendable mantener un contacto muy directo con ellos, y menos aún en el cao que no estén controlados sanitariamente, y sobretodo en el caso de contacto con niños pequeños, ancianos, o personas inmunodeprimidas.
Deposiciones:
Hay que mantener una bandeja sanitaria con arena en un lugar tranquilo de la vivienda, que no esté muy transitado por otras personas o animales, con la finalidad que puedan hacer sus deposiciones cómodamente. De esta manera, podemos evitar posibles problemas de retención urinaria, diarrea, eliminación en lugares no deseados, o bien de estreñimiento por manejo inadecuado. Las deposiciones deben retirarse diariamente.
Paseos:
Si sacamos el gato a plazas o ambientes públicos a defecar, el propietario debe llevar un recogedor o cualquier otro utensilio y una bolsa para recoger las deposiciones, para no extender la contaminación fecal a otras personas. Hay que recordar que el gato puede eliminar con sus deposiciones un parásito denominado Toxoplasma gondii que puede ser peligroso para la mujer embarazada y las personas inmunodeprimidas.
Educación:
El gato debe respetar a su propietario. Si se detectan conductas poco habituales como celos, enojo, intolerancia, miedo u otras, hay que consultar a un veterinario.
Caídas:
Los gatos tienen mucho equilibrio, pueden caer de grandes alturas, siempre y cuando lo hagan de cuatro patas. No es adecuado exponerlos a riesgos de caídas imprudentes.
Cuidado de las uñas:
Antiguamente se realizaba la extracción de las uñas como medida para evitar que rompieran los muebles del hogar. Hoy en día en nuestro país esta práctica, así como otros tipos de mutilaciones, han quedado expresamente prohibidas por el artículo 5 de la Ley de Protección de los Animales 22/2003 o sujetos, en casos muy específicos, a la autorización de la autoridad competente. Por otro lado, una forma de evitar esta medida, es utilizar rascadores que se venden en el comercio especializado. Éstos estan recubiertos por un material de alfombra, cartón, lana natural o material vegetal y suelen ser preferidos por los gatos para afilarse las uñas. Existen también corta-uñas especiales para gatos, aunque para su uso se requiere de asesoría o asistencia profesional.
Hay que evitar exponerse a mordeduras o arañazos de gatos, porque pueden comportar un riesgo de infección. Los niños, han de aprender a no agredir o molestar a las mascotas, ya que las estadísticas indican que son los que más frecuentemente, pueden se agredidos por estos animales.
Ante un caso de mordedura o arañazo, debemos limpiar inmediatamente las heridas con agua y jabón y aplicar antisépticos (como agua oxigenada). Debemos consultar al médico si las lesiones son muy profundas y presentan síntomas o signos asociados.
Cuidado del pelo:
Los gatos, en especial los de pelo largo (como los persas, etc), son propensos a tragarse sus propios pelos durante el lamido. Es conveniente cepillarlos periódicamente para retirar el pelo muerto y sanearles la piel. También se recomienda utilizar algún tipo de malta líquida para prevenir problemas de obstrucciones intestinales producidas por bolas de pelo. En el caso que hayáis descuidado demasiado a vuestra mascota, consultad a un profesional antes de cortale los nudos o aplicarle cualquier tratamiento.
Control sanitario de los gatos:
Todo gato deber ser vacunado y desparasitado periódicamente.
Hay que ser conscientes que un gato descuidado supone un riesgo sanitario para la comunidad, ya que puede arañar o morder a alguna persona o puede dejar sus deposiciones con elementos parasitarios en ambientes públicos, y transmitir así serias enfermedades.
Hay que mantener un carnet sanitario, con las indicaciones hechas por el veterinario, que permita llevar un registro de su historia clínica.
No se deben administrar o aplicar tratamientos a los animales sin el consejo de un profesional veterinario.
Calendario de vacunaciones:
Igual que los perros, los gatos se deben vacunar pronto cuando son pequeños. Se recomienda comenzar a las nueve semanas. En esta edad se administra una vacuna que se denomina Triple Felina, que les protege contra tres virus: la panleucopenia felina, el herpes y el calicivirus. Después se administra una segunda dosis de refuerzo a las 3 semanas de la primera.
A los 4 meses de edad se recomienda vacunar contra la Leucemia Infecciosa Felina, de origen vírico que no tiene riesgo para los humanos. Esta se puede aplicar conjuntamente con la Triple Felina, aunque es mejor por separado. Se administra un refuerzo a los 20 o 30 días. Igual que con los perros, se recomienda vacunar contra la rabia a los seis meses de edad, con recordatorios periódicos y de por vida.
A partir del año podemos iniciar un protocolo personalizado de vacunación holística con inmunoterapia natural.
Y RECUERDE QUE: siempre que pueda ADOPTE un animal en lugar de comprarlo, ya que de esta manera podrá destinar el precio de su compra a cuidarlo y a darle una buena alimentación para que tenga una vida más feliz, larga y saludable junto a usted.
Los gatos a diferencia de los perros son animales que requieren espacios abiertos, y en general circulan por un territorio concreto (p.e. jardín, interior de la vivienda,...). En este sentido, hay que tener en cuenta que los gatos que deambulan sin control sanitario por el municipio son, más que un beneficio (como control anti-roedores), un importante riesgo sanitario para la población.
Estos animales pueden, en un moment dado, entrar en contacto con las personas de forma directa o indirecta (p.e. gatos que se alimentan en la calle, parques o jardines).
Recomendaciones para la Atención de los Gatos
Alimentación:
Conviene alimentarlos dos o tres veces al día, y si hay un problema de nutrición hay que consultar a un veterinario, ya que pueden estar enfermos.
Limpieza:
En general los gatos son animales bastante limpios, ellos mismos se asearán. No necesitan que los bañen, a no ser que presenten algún problema dermatológico. Los de pelo largo conviene cepillarlos a diario para evitar la formación de nudos, y evitar que ingieran pelo muerto al lamerse. Conviene administrarles algún aceite esencial de pescado con la comida para prevenir las bolas de pelo. Los de pelo corto, será suficiente con acariciarlos de vez en cuando con un guante quitapelos 2 ó tres veces por semana.
Temperatura y ambiente:
No se debe dejar atado ni encerrado a un gato. Se le ha de permitir que acceda a diferentes ambientes agradables de temperatura y humedad, con sombra y agua fresca siempre disponibles.
Juegos y entretenimientos:
Los gatos son mascotas muy receptivas en cuanto a la atención y estima por parte de los humanos y requieren, por tanto, de buenos tratos para mantener su equilibrio físico y emocional.
Ambiente:
Esta mascota debe tener un lugar propio en la casa, con la libertad necesaria para deambular.
Identificación:
A parte del microchip, es conveniente que lleven, siempre que tengan acceso al exterior, un collar de material elástico (para que puedan sacar la cabeza en caso que se enganchen en alguna rama) y con algún dispositivo que los identifique (p.e. placa metálica con nombre y teléfono). Pensad que no a todo el mundo le gustan los gatos, y si va bien identificado será más difícil que alguien pueda hacerle daño.
Zonas rurales:
Hay que tener en cuenta que los gatos que habitan en zonas rurales pueden tener acceso a ingerir pájaros y roedores, por lo que no es recomendable mantener un contacto muy directo con ellos, y menos aún en el cao que no estén controlados sanitariamente, y sobretodo en el caso de contacto con niños pequeños, ancianos, o personas inmunodeprimidas.
Deposiciones:
Hay que mantener una bandeja sanitaria con arena en un lugar tranquilo de la vivienda, que no esté muy transitado por otras personas o animales, con la finalidad que puedan hacer sus deposiciones cómodamente. De esta manera, podemos evitar posibles problemas de retención urinaria, diarrea, eliminación en lugares no deseados, o bien de estreñimiento por manejo inadecuado. Las deposiciones deben retirarse diariamente.
Paseos:
Si sacamos el gato a plazas o ambientes públicos a defecar, el propietario debe llevar un recogedor o cualquier otro utensilio y una bolsa para recoger las deposiciones, para no extender la contaminación fecal a otras personas. Hay que recordar que el gato puede eliminar con sus deposiciones un parásito denominado Toxoplasma gondii que puede ser peligroso para la mujer embarazada y las personas inmunodeprimidas.
Educación:
El gato debe respetar a su propietario. Si se detectan conductas poco habituales como celos, enojo, intolerancia, miedo u otras, hay que consultar a un veterinario.
Caídas:
Los gatos tienen mucho equilibrio, pueden caer de grandes alturas, siempre y cuando lo hagan de cuatro patas. No es adecuado exponerlos a riesgos de caídas imprudentes.
Cuidado de las uñas:
Antiguamente se realizaba la extracción de las uñas como medida para evitar que rompieran los muebles del hogar. Hoy en día en nuestro país esta práctica, así como otros tipos de mutilaciones, han quedado expresamente prohibidas por el artículo 5 de la Ley de Protección de los Animales 22/2003 o sujetos, en casos muy específicos, a la autorización de la autoridad competente. Por otro lado, una forma de evitar esta medida, es utilizar rascadores que se venden en el comercio especializado. Éstos estan recubiertos por un material de alfombra, cartón, lana natural o material vegetal y suelen ser preferidos por los gatos para afilarse las uñas. Existen también corta-uñas especiales para gatos, aunque para su uso se requiere de asesoría o asistencia profesional.
Hay que evitar exponerse a mordeduras o arañazos de gatos, porque pueden comportar un riesgo de infección. Los niños, han de aprender a no agredir o molestar a las mascotas, ya que las estadísticas indican que son los que más frecuentemente, pueden se agredidos por estos animales.
Ante un caso de mordedura o arañazo, debemos limpiar inmediatamente las heridas con agua y jabón y aplicar antisépticos (como agua oxigenada). Debemos consultar al médico si las lesiones son muy profundas y presentan síntomas o signos asociados.
Cuidado del pelo:
Los gatos, en especial los de pelo largo (como los persas, etc), son propensos a tragarse sus propios pelos durante el lamido. Es conveniente cepillarlos periódicamente para retirar el pelo muerto y sanearles la piel. También se recomienda utilizar algún tipo de malta líquida para prevenir problemas de obstrucciones intestinales producidas por bolas de pelo. En el caso que hayáis descuidado demasiado a vuestra mascota, consultad a un profesional antes de cortale los nudos o aplicarle cualquier tratamiento.
Control sanitario de los gatos:
Todo gato deber ser vacunado y desparasitado periódicamente.
Hay que ser conscientes que un gato descuidado supone un riesgo sanitario para la comunidad, ya que puede arañar o morder a alguna persona o puede dejar sus deposiciones con elementos parasitarios en ambientes públicos, y transmitir así serias enfermedades.
Hay que mantener un carnet sanitario, con las indicaciones hechas por el veterinario, que permita llevar un registro de su historia clínica.
No se deben administrar o aplicar tratamientos a los animales sin el consejo de un profesional veterinario.
Calendario de vacunaciones:
Igual que los perros, los gatos se deben vacunar pronto cuando son pequeños. Se recomienda comenzar a las nueve semanas. En esta edad se administra una vacuna que se denomina Triple Felina, que les protege contra tres virus: la panleucopenia felina, el herpes y el calicivirus. Después se administra una segunda dosis de refuerzo a las 3 semanas de la primera.
A los 4 meses de edad se recomienda vacunar contra la Leucemia Infecciosa Felina, de origen vírico que no tiene riesgo para los humanos. Esta se puede aplicar conjuntamente con la Triple Felina, aunque es mejor por separado. Se administra un refuerzo a los 20 o 30 días. Igual que con los perros, se recomienda vacunar contra la rabia a los seis meses de edad, con recordatorios periódicos y de por vida.
A partir del año podemos iniciar un protocolo personalizado de vacunación holística con inmunoterapia natural.
Y RECUERDE QUE: siempre que pueda ADOPTE un animal en lugar de comprarlo, ya que de esta manera podrá destinar el precio de su compra a cuidarlo y a darle una buena alimentación para que tenga una vida más feliz, larga y saludable junto a usted.
